LOS PIAPOCO, EL GANADO Y EL HOMBRE "BLANCO"
Para esclarecer la relación cultural de los piapoco con respecto
al ganado, es necesario comprender su concepto sobre el hombre
"blanco" -su lugar en la Naturaleza-, mediante el concepto de umawali, y entender así el por qué del
manejo inadecuado del ganado en una comunidad indígena. Este manejo cultural
obedece a su concepción sobre los animales y la vaca como un ser que pertenece
al mundo del hombre "blanco".
Umawali y el hombre
"blanco".
Los piapoco se autodenominan Wenewika,
palabra que significa nosotros, la verdadera gente; Wiazairita es otra denominación, y Wenewikaziwa, "la propia gente", concepto que abriga una
idea de pureza. (Andrés Reynoso, Com. Pers.).
Al hombre "blanco" lo denominan Wawaimi, una clase de pez caribe de color plateado y forma alargada
-Serrasalmus pingke- (FERNANDEZ
YEPEZ, 1951). Esta denominación está relacionada con cierto rasgo antropofágico
atribuido al "blanco", cuyo origen se remonta a la extracción de
esclavos en el bajo Orinoco. Wawaimi está emparentado con Wowai, que en sikuani traduce "blanco".
En wawai-mi, la
partícula mi, indica "sombra,
rastro ó huella"; iwawa
significa "corazón", órgano donde reside el espíritu. Wawaimi
significaría una condición humana, un estado de ánimo del hombre
"blanco" que señala su codicia por la tierra, las vidas y los
recursos de los indios para su provecho.
Mawali ó Umawali agrupa los
"seres encantados del agua", que habitan en el universo acuático,
mundo paralelo al terrestre, pero invertido. Los raudales, ciertas rocas y
puntos de los ríos y lagunas, configuran las puertas de entrada al mundo de los
mawali. Una persona corre peligro de ser llevada por los Mawali cuando abusa de
los recursos acuáticos, ó cuando infringe pautas alimenticias, por ejemplo,
comer carne de monte y pescado al mismo tiempo.
La muchacha que tiene la primera menstruación debe observar
ciertas normas: no comer pescado, encerrarse en la casa, no dejarse ver ni
hablar con hombres, etc. Si quebranta estas reglas, Mawali se aparece como un hombre "blanco", que la
seduce y la rapta mediante pusanas, y
cuando recobra el sentido, la muchacha se encuentra en el mundo de los Mawali,
sin posibilidades de escapar.
Umawali se representa como un güío enorme, con cuernos de venado, el
dueño de los caños y las lagunas, de los peces y los animales del agua. Es el yawirikaizi -abuelo- de las anacondas,
los peces y las tortugas, y para pescar se requiere su permiso. Los mawali
pueden adquirir formas de otros animales como la danta -Ematupi-, venado con cachos y la tonina ó de objetos inanimados
-como el pudare- cuando vienen a la tierra.
Los Mawali viven en "ciudades bonitas" debajo del agua;
allí hay "toda clase de mercancías" y tienen todo lo que existe en
este mundo: canoas, motores, puertos, casas, conucos, etc. A diferencia de la
gente, los Mawali no tienen ombligo -Maapuirinawi-,
hecho que señala su desvinculación del mundo corriente de los humanos.
Los Mawali son de carácter maligno: envian vientos fuertes que
voltean las canoas; escarban en los barrancos para llegar hasta la tumba de los
muertos y llevárselos, etc. Para librarse de su influencia es necesario
combatirlos con rezos y con el fuego, lo caliente. Consumir alimentos fríos
atrae al Mawali.
Una persona raptada por un mawali puede volver con sus familiares
si no consumió los alimentos que le ofrecieron. Sí regresa, muere al poco
tiempo, adelgaza en forma paulatina y pierde el apetito; su espÍritu ya no van
a Munineta yazu kaali -la tierra de
los Muninetas- ó "cielo", sino al pueblo de los Mawali, quienes han
utilizado los servicios de un "dañero" para matarla. Sí Mawali está
realmente enamorado, no le advierte a la persona sobre las normas alimenticias
y está se queda para siempre en su mundo, en donde se transforma en uno de
ellos.
En la época del árbol Kalíiawiri la danta, la lapa, los tucanes,
el carpintero, el venado, los micos, etc, eran gente, seres en evolución.
Ciertos episodios, hicieron que los Makabali
convirtieran a algunos de estos seres en los actuales animales, de manera que,
"unos quedaron como animales y otros como gente". El origen de la
organización social en clanes, y comportamientos asociados como reglas de
matrimonio y otras, se remontan a este suceso mítico.
Surgió así la distinción entre animales y seres humanos, entre naturaleza
y cultura. Estos "animales" míticos (Queixalós, 1989, los denomina
"animanos": de animal y humano), diferentes de las especies actuales,
se constituyeron en los ancestros o yawirikai
("abuelo de los animales"). Estos "animanos" no eran seres
terminados, perfectos.
En este mito se encuentra el origen de la "enemistad"
entre los yawirikai -dueños de los
animales- y la gente piapoco. Desde entonces, se requieren rituales de
purificación para ir de pesca ó de cacería, cuya finalidad es la de no cometer
excesos, de manera que el consumo de animales no atente contra la circulación
de energía del orden natural.
En el ritual de cacería, el yawirikai le otorga la presa al
cazador. El cazador debe "rezar" sus armas y su cuerpo para que el
animal no lo vea, y abstenerse de mirar o reirse con una mujer que no sea la
propia; de lo contrario, no puede capturar el espíritu del animal y éste huye.
Para los piapoco, el hombre -aunque diferente- forma parte de la
Naturaleza, y como tal le debe respeto; no es el amo absoluto de la naturaleza
y no debe atentar contra el orden natural del mundo.
La noción de animal no tiene un término específico en el idioma
piapoco; cada especie se caracteriza en forma particular. La clasificación
piapoco de los animales distingue entre: silvestres, Kuweezi, y domésticos, Wapira
(nuestro animal); comestibles y no comestibles, Mazakeri (limpio) y Kazakeri
(sucio); animales que comen carne y animales que no; animales de los árboles,
del agua y del monte ó terrestres; animales piscívoros, herbívoros, omnívoros,
etc.
Los animales domésticos Wapira
(perro, gallinas, gato, pavos, etc) no poseen el espíritu de la clase de los kuweezi y/o kubai, condición que les
permite convivir con la gente, y no son
objeto de consumo alimenticio. Son confiados a la custodia del hombre y
llegan a ser parte de la familia, adquiriendo un nombre; las personas se
encariñan con ellos, creando vínculos que impiden su sacrificio.
Los hombres "blancos", por el contrario, consumen
indistintamente animales del monte o domésticos sin observar las debidas
precauciones y rezos, y este hecho no les acarrea ninguna enfermedad. En
cambio, cuando un piapoco transgrede un tabú alimenticio puede morir por
diarrea u otro mal enviado por los Mawali. Los piapoco deducen que si al hombre
"blanco" no le ocurre nada, entonces debe tener una esencia
espiritual similar a Mawali, aunque no sean propiamente considerados como
tales.
En la cosmovisión piapoco el hombre "blanco" tiene una
categoría intermedia entre los animales y los Mawali. El ganado se clasifica
con los animales del agua: el chigüiro, el perro de agua, el venado, los peces,
etc. La vaca, paka, y el venado,
tienen cuernos como el umawali. En
las lagunas encantadas hay presencia de ganado: "En Cumaralito, en un año
se murieron hartos pescados porque se escuchó el bramido de un toro en la
laguna" (Hector Pérez, Laguna Colorada).